Presente continuo
Desperdiciaste todo.
Lo echaste a perder.
No te importo lo que podía pasar. Siempre era el presente. Excesos. Placer.
Creías en las drogas. Depositabas todo tu presente en ellas.
No hubo un puto día en el que te haya visto limpio.
O si. Pero te ponías insoportable, impaciente, enojado, y sobre todo no te reias.
Tal vez las cosas te salían mas naturales.
Siempre creí que lo hacías por alejarte un poco de tu realidad.
Nunca te sentías cómodo en ella.
Solo cuando cantabas. Cuando estabas en un escenario.
Nunca me voy a olvidar de cómo brillabas. Si, sabias moverte.
Ese día habías empezado temprano. La música se escuchaba desde la esquina.
La puerta estaba entreabierta y tu gata miraba por la ventana. Perdida, sin nombre.
Tu ropa estaba desparramada, como formando un camino.
Llegue a tu cuarto y ahí estabas.
Desnudo, perfecto, distante. Dormías y tu respiración no era normal.
Tu corazón latía acelerado.
No me importo.
A tu lado estaba ella. Mas desnuda que vos… Su cuerpo estaba tan muerto como su espíritu. Era vulgar.
Todavía estaban las jeringas al lado de tu cama.
Siempre te habían fascinado las drogas, siempre te había fascinado el placer.
Tu corazón dejo de latir en el momento en que abriste los ojos y me viste a tu lado.
Esa noche tome un tren. En el camino escribí una canción, mire por la ventana y te olvide para siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario